EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS

El Triángulo de las Bermudas


El Triángulo de las Bermudas, también conocido como el Triángulo del Diablo y El Limbo de los Perdidos, es un área geográfica situada en el Océano Atlántico entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Fort Lauderdale (Florida).  El triángulo que forman estos  puntos es casi equilátero, con un área aproximada de 1.2 millones de km² (casi medio millón de millas cuadradas).
Mucho se ha hablado sobre este Triángulo “maldito”, especulaciones, leyendas, intentos de encontrar una explicación lógica de lo que ocurre ahí… como sus aguas están inmersas en plena corriente del golfo, por lo que hace que su clima sea muy volátil y tempestuoso.

Pero ya antaño, Cristóbal Colón mencionó el avistamiento de animales extraños cerca de los límites del Triángulo, e incluso hizo recorridos por él. En un momento dado informó que él y su tripulación observaron "extrañas luces danzantes en el horizonte". En otro caso ellos observaron lo que parecía un meteoro cayendo. En otro momento, escribió en su bitácora acerca de movimientos extraños de la brújula cuando navegaban por esta área.
La primera mención documentada acerca de desapariciones en el área se hizo en 1951 por E.V.W. Jones como periodista en el servicio de Prensa Asociada respecto a algunos barcos perdidos. El artículo de Jones notó la "misteriosa desaparición" de barcos, aviones y pequeños botes en la región y le dio el nombre de "Triángulo del Diablo". Posteriormente fue mencionado en 1952 en un artículo de Revista de Destino por George X. Sand, quien subrayó varias "extrañas desapariciones marinas". En 1964, Vincent Geddis se refirió al área como "El Mortal Triángulo de las Bermudas", después de esto el nombre "Triángulo de las Bermudas" se hizo común.

 
Uno de los incidentes más conocidos y probablemente el más famoso sobre el Triángulo de las Bermudas es acerca de la pérdida de un escuadrón de cinco bombarderos TBM Avenger de la marina de EE.UU. durante un vuelo de entrenamiento que salió de Fort Lauderdale, Florida el 5 de diciembre de 1945. El hecho, narrado por en su libro “El Triángulo de las Bermudas” (1974), consistía en que varios aviadores navales simplemente desaparecieron después de que reportaran varios efectos visuales extraños.  Además, Berlitz afirmó que debido a que los restos de los TBM Avenger flotarían por largos periodos de tiempo, estos debieron ser encontrados al día siguiente considerando que esos días se registraron con marea tranquila y cielo despejado. Sin embargo, no solo no pudieron ser encontrados, sino que un avión de búsqueda y rescate de la Marina que mandaron también se perdió. Adicionalmente, la intriga se incrementó al conocer que el informe del accidente de la Marina se atribuyó a "causas o razones desconocidas".
 
Otra pérdida bien conocida es la de los aviones de transporte Tudor IV, llamados Star Tiger y Star Ariel. Las aeronaves operadas por la línea aérea British South American Airways Corporation volaban rutinariamente en la ruta de Sudamérica – Bermudas.
El incidente tomó lugar en las horas antes del amanecer del 31 de Enero de 1948. Cargando 29 pasajeros más la tripulación comandada por el Capitán B. W. McMillan, el Star Tiger salió unas horas antes de Santa Maria, Azores, unos de los numerosos puntos de escala para cargar combustible fijados en su ruta de Londres, Inglaterra a La Habana, Cuba. Al aproximarse a las Bermudas, McMillan hizo el contacto esperado con Kindley Field, la siguiente parada, y pidió por radio que calibraran sus sistemas de navegación y que se aseguraran que se mantenía en curso. Al determinar que el avión estaba ligeramente fuera de curso, su posición fue corregida con respecto a las Bermudas a 72 grados de la isla. En este punto, cuando el Star Tiger estaba a menos de dos horas de vuelo de ahí, McMillan dio confirmación de una ETA de 05:00 horas, una hora más tarde debido a los fuertes vientos. Ninguna transmisión adicional del avión fue recibida desde entonces.
Se enviaron las operaciones de rescate armadas con informes precisos de la última posición conocida del avión, después de que se determinó que se encontraba muy retrasado y no se tenía ningún rastro de este.
 
En el informe emitido un poco después por el Ministerio Aéreo Civil (Civil Air Ministry), se hicieron numerosas hipótesis de lo que pudo haber ocurrido durante las dos horas finales, hasta que cada una fue subsecuentemente rechazada.
"Existe una buena razón para suponer que ningún mensaje de emergencia fue transmitido de la nave, ya que había muchas estaciones receptoras de radio sintonizadas en las frecuencias de las aeronaves, y ninguna de ellas recibió tal mensaje."
 
"El clima se encontraba estable, no había disturbios atmosféricos serios que pudiesen causar daño estructural a la nave, y no había tormentas eléctricas."

Se supuso que el avión no pudo salirse de curso, ya que la transmisión desde las Bermudas, con vientos prevalecientes, la habría llevado a treinta millas de la isla: "La nave difícilmente podría no encontrar la isla en poco tiempo, en las condiciones de visibilidad que prevalecían." El motor fue descartado como la causa probable, ya que en tal etapa del viaje y sin el peso de combustible extra, el avión debió de haber flotado a salvo con tres o incluso con dos turbinas, en lugar de las cuatro con las que contaba. La probabilidad de que el avión perdiese tres turbinas en menos de dos horas fue considerada como absurda.
Enfrentando la evidencia acumulada, o quizás la falta de ella, la comisión de investigación se refirió a la pérdida del Star Tiger con gran elocuencia:
"Al cerrar este informe se puede decir en verdad que ningún otro problema ha presentado más confusión que esta investigación. Con la completa ausencia de evidencia confiable sobre la causa o la naturaleza del accidente del Star Tiger, la Corte no ha sido capaz de hacer mas que sugerir algunas posibilidades, de las cuales incluso ninguna alcanza el nivel de probabilidad. En todas las actividades que involucran la cooperación del hombre y la máquina se combinan dos elementos de carácter diverso. Existe un elemento incalculable de factor humano que depende imperfectamente de factores conocidos; y por otra parte está el elemento mecánico que se encuentra sujeto a leyes muy diferentes. Una avería puede ocurrir en cualquiera de los dos casos o en la conjunción de ambos. O alguna causa externa podría haber ocasionado problemas a ambos, hombre y máquina. Lo que ocurrió en este caso nunca se conocerá y el destino del Star Tiger sigue siendo un misterio sin resolver."

EL 17 de Enero de 1949, el Star Ariel se perdió en un área cerca de las Bermudas sin dejar rastro alguno, con una carga de 17 pasajeros más la tripulación. Las últimas transmisiones no mostraron signos de alerta, y dictaban un vuelo normal. Esta segunda desaparición propició la descontinuación del uso de las naves Tudor IV. Lo que en realidad les haya ocurrido a ambos aviones se desconoce hasta este día.
Otra pérdida muy conocida es la del avión de transporte DC-3 NC16002 mientras estaba en ruta desde San Juan, Puerto Rico a Miami, Florida. Muchos de los hechos de este caso tienen similitud con los registrados de otros casos asociados con el Triángulo de las Bermudas, tales como la incapacidad de escuchar las transmisiones por parte de torres cercanas a la nave, mientras que torres lejanas recibían las mismas muy claramente.

El Cyclops (AC-4) fue un navío de la armada de los EE.UU. que se perdió sin rastro el 4 de marzo de 1918 después de desembarcar de Barbados, estaba comandado por el lugarteniente G. W. Worley y transportaba a 306 pasajeros. Algunos creen que el barco se perdió en el Triángulo de las Bermudas.
Los partidarios de las teorías que involucran al Triángulo de las Bermudas han realzado el hecho de que la nave no envió transmisión sobre problema alguno y aparentemente solo desapareció. No obstante, debe tenerse presente que en el momento la tecnología de telecomunicaciones estaban en sus primeras fases, y el mandar un mensaje urgente para pedir ayuda no siempre era una tarea tan rápida o tan simple.
El 5 de mayo de 1959, una embarcación salió de la ciudad de Santo Domingo con rumbo hacia la playa de Boca Chica a 20 millas de distancia. A pesar del magnífico tiempo primaveral y la tranquilidad del mar, el velero de diecinueve pies que transportaba al productor y director de televisión Freddy Miller y sus pasajeros (dos mujeres y dos niños), desaparecieron sin dejar rastro alguno. Se realizó una búsqueda de tanto las aguas dominicanas como las adyacentes utilizando los servicios de rescate de la época, pero jamás volvió a saberse nada de las cinco personas.
 
El 13 de abril de 1963, la tripulación de un Boeing 707 viajando desde San Juan hasta Nueva York presenció algo totalmente inesperado: luego de haber despegado normalmente del aeropuerto de Isla Verde y ascendido a la altura de crucero de 30,000 pies media hora después de haber dejado Puerto Rico, el copiloto advirtió a sus compañeros de vuelo que se producía un fenómeno desconocido debajo del reactor: una enorme "burbuja" que se formaba en la superficie del Atlántico.
Los hombres en la cabina de vuelo del 707 no daban crédito a lo que estaban viendo. La burbuja aumentaba de tamaño, y los cálculos posteriores realizados por el piloto indicaron que el fenómeno tenía casi una milla de ancho por media milla de alto.
El Triángulo de la Bermudas ha recibido el crédito de muchas desapariciones que ocurrieron en sus aguas extraoficiales. A la fecha, la mayoría está de acuerdo en que más de 170 naves y aviones se han perdido sin dejar rastro en esa área particular del Océano Atlántico. Aunque la mayoría de estas desapariciones pueden explicarse, muchas otras no pueden serlo, y el tema continúa siendo un debate entre creyentes y escépticos.


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