ONDAS GRAVITACIONALES

Confirman la cuarta detección de ondas gravitacionales

Una colaboración científica detecta una nueva fluctuación del tejido espacio temporal producida por dos agujeros negros de tamaño estelar.

Cuarta detección de ondas gravitacionales

Como ya fue vaticinado por el propio experimento LIGO, seguiremos (y hemos seguido) detectando colisiones de objetos súper masivos. Y así ha ocurrido de nuevo: el 27 de septiembre de 2017 la mencionada colaboración científica confirmaba la cuarta detección de ondas gravitatorias. Como en otras ocasiones se ha tratado de dos agujeros negros de tamaño estelar (aquellos cuya masa está en el rango de las decenas de masas de nuestro querido Sol). Sin embargo y antes de continuar, conviene resaltar el siguiente hecho sin precedentes en la historia de la detección de ondas gravitatorias y por extensión, en la historia de la ciencia.

Y el hecho no es otro que el presente descubrimiento es el primero realizado con tres interferómetros distintos y correspondientes a dos instituciones relacionadas pero independientes. Nos estamos refiriendo por un lado y por descontado, al ya conocido LIGO y por otro, al "chico nuevo en la ciudad de las ondas gravitarias": el experimento Virgo, capitaneado por la institución Observatorio Gravitacional Europeo (EGO).

El descubrimiento es el primero realizado con tres interferómetros distintos: dos adscritos a LIGO y otro perteneciente a EGO/Virgo.
        
Los tres detectores a los que nos estamos refiriendo son, por un lado, los ya familiares emplazados en Hanford y Livingston (los adscritos a LIGO), y por otro lado, el perteneciente a EGO/Virgo y que está situado cerca de la romántica ciudad de Pisa (Italia). 

Este último llevaba funcionando apenas dos semanas antes de la detección, con lo que puede concluirse que su intervención en la historia de Relatividad General está siendo un rotundo éxito y que ha comenzado con muy buen pie. 

Los tres interferómetros conforman un triángulo sobre la superficie de la  Tierra cuyos lados miden unos 4 mil (distancia Livingston - Hanford), 8 mil (Livingston - Pisa) y 9 mil kilómetros (Hanford - Pisa), respectivamente.

Como los tres eventos anteriores relacionados con la detección de ondas gravitatorias (GW150914,  GW151226 y  GW170104), este ha sido bautizado con un nombre que hace referencia a la fecha de la detección: GW170814. Es decir, la deformación del espacio tiempo alcanzó la Tierra en pleno mes de agosto pasado. Aunque muchos de nosotros estábamos de vacaciones, el Universo no sabe qué es tomarse un descanso, y los experimentos LIGO y Virgo, tampoco.

Lamentablemente esto será complicado, pues los agujeros negros no emiten luz (ni siquiera durante su feroz fusión), pero… ¡qué menos que intentarlo! Lo positivo es que ahora podemos hacerlo de manera más eficiente gracias al buen trabajo entre los tres detectores, pero sobre todo, gracias a la buena disposición de todos los países e instituciones involucrados. Y esto no ha hecho otra cosa sino comenzar. Pronto se unirán a esta "hermandad de cazadores de ondas gravitatorias" nuevos interferómetros y observatorios tanto en tierra como en el espacio.

Alberto Corbi es profesor en la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología (ESIT) de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

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