EISRIESENWELT, EN AUSTRIA
La mayor cueva de hielo del mundo (Eisriesenwelt, en Austria)
En 1897 un naturalista se topó con lo que resultó ser la mayor cueva de hielo del mundo, Eisriesenwelt, en Austria. Inclusive la traducción literal de su nombre quiere decir “mundo de los gigantes de hielo” y por eso no sorprende que la magia e imponencia del lugar convoque a 150.o00 visitantes al año -con un promedio de 2500 al día-.
Ashutosh Garg
Este sistema de cuevas se encuentra en los macizos de Tennen, en las cercanías de Werfen y a escasos 50 km de Salzburgo. El acceso a este paraíso helado está a 1.640 sobre el nivel del mar. Es sólo el primer kilómetro el que está cubierto por hielo auqnue la cueva continúe adentrándose en la roca por varios kilómetros más. Para ingresar hay que ir acompañado de un guía.
Dale Harvey
Si bien no es de gran dificultad el acceso a Eisriesenwelt, sí puede ser complicado para visitantes que no estén en buen estado físico. Aunque mínimo, subirse a la estación del funicular, recorrer el tramo de montaña hasta la entrada de la cueva y deambular por 1400 escalones una vez dentro de ella no es recomendable si tienes poca predisposición al ejercicio.
Para visitar Eisriesenwelt hay que ir durante el período que se extiende desde el 1 de mayo y hasta el 26 de octubre. Esto no se debe a un capricho sino al hecho de que la cueva se vuelve más peligrosa en invierno pues pueden producirse aludes corriendo riesgos innecesarios.
La primera -y única- parte que se recorre se llama la sala Eispalast (‘Palacio de Hielo’). Allí, la increíble sensación de estar rodeados de hielo, en un fenómeno 100% natural, es sobrecogedora. Tras este recinto, ya no hay placas congeladas de forma continua por eso es que es el punto en que la visita guiada culmina.
Por supuesto, la cueva continúa su trayecto hueco por la montaña dibujando una galería empinada que va hasta el túnel subterráneo (U-Tunnel) y que desemboca en el Midgards, el pasadizo más grande. El final lo da la sala Neue Welt (‘Nuevo Mundo’), que en este punto alcanza 1595 m. de altura.
Dale Harvey
Si te intriga saber cómo se forma la capa helada aquí dentro tienes que saber que, en el invierno, corrientes de aire frío entran intempestuosamente en la cueva y se “impregna” en la roca. Al llegar la primavera, el agua del deshielo comienza a bajar por las paredes internas de la montaña y el frío que aún vive allí hace el resto y la congela. Este proceso se repite año a año, regenerando esta maravilla.
Maik Meid
Este lugar permaneció desconocido para la humanidad hasta que el naturalista Anton Posselt se topó con ella inesperadamente en 1879. En su primer encuentro su curiosidad -y habilidad- lo internó 200 metros donde marcó una cruz negra sobre la piedra para registrar su logro. Es lo que hoy, al visitar Eisriesenwelt, conocerás como Posselt-Kreuz (Cruz de Posselt).
Increíblemente, o no, el sitio volvió a cubrirse de olvido hasta 1913, cuando otro grupos de inquietos científicos -con Alexander von Mörk en la troupe- volvieron a intentar desentrañar los misterios de la cueva. Lo lograron, superando la parte más empinada de la capa de hielo que antes había sido un obstáculo infranqueable para el solidtario Posselt. Este nuevo hito es lo que te mencionará el guía como Grossen Eiswall (La gran pared de hielo).
Dale Harvey
von Mörk se enamoró de Eisriesenwelt al punto que se empecinó en descubrirla logrando pasar por el pasaje Sturmsee, una pequeña galería que en aquel entonces estaba cubierta de agua y se encontró con otra sala gigantesca que hoy lleva su nombre. Cuando murió, sus restos tomaron a la cueva como su última morada.
Desde 1920 los visitas guiadas han hecho famosa a esta cueva de hielo. Basta tomar el funicula y tomar la lámpara de carbono para iluminar el recorrido y prepararse para el asombro.
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