MONTAÑAS AZULES, AUSTRALIA
LAS MONTAÑAS AZULES AUSTRALIANAS. Las huellas ancestrales de una tierra indomable y maravillosa
Las Blue Mountains o montañas azules no son en la actualidad montañas como su nombre pueda sugerir, sino una meseta de arenisca donde más de un millón de hectáreas de ancestrales bosques tropicales son el santuario que acoge a una rica diversidad animal y vegetal. Su nombre proviene de la bruma azulada que envuelve este paisaje del este de Australia, cuando los cientos de especies de eucaliptos que crecen aquí liberan sus cálidos aceites en la atmósfera.
Un paseo por la historia natural de la región de Nueva Gales del Sur
Las Blue Mountains, nombradas en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad y clasificadas como uno de los Paisajes Nacionales de Australia son, desde hace más de un siglo, uno de los refugios espirituales preferidos de los habitantes de Sídney, ofreciéndoles un retiro del ritmo frenético de la ciudad gracias a sus sobrecogedores paisajes de abruptos desfiladeros y bosques de eucaliptos y sus delicias gastronómicas.
La magnífica región de las Montañas Azules recoge en su interior zonas protegidas de varios parques nacionales, y está considerada un verdadero laboratorio natural en el que estudiar la evolución de plantas prehistóricas y poblaciones animales aisladas, escondidas en sus profundos barrancos.
Aunque ahora se sabe que indígenas han habitado las montañas azules durante miles de años, los primeros colonos las consideraban impenetrables hasta que un grupo de tres exploradores, conocidos como Blaxland, Wentworth y Lawson, encontraron un camino a través de este desierto en 1813. Muchas de las ciudades y los monumentos naturales de la región reciben nombre en su honor.
Afortunadamente, hoy en día, el desierto es fácilmente accesible a través de una red de rutas turísticas conocidas como Greater Blue Mountains Drive, un viaje de 1.200 kilómetros que une los parques nacionales y áreas protegidas que se extienden a través del alto Hunter Valley y las regiones de Mudgee, Goulburn, Southern Highland y Hawkesbury.
Como si fuera una gran bahía en la naturaleza escarpada, Hunter Valley se extiende hasta la costa de Nueva Gales del Sur. En el lado sur, resquebrajada piedra arenisca del Parque Nacional de Wollemi cae en abruptos desfiladeros hacia el valle – el límite norte del paisaje de las magníficas Blue Mountains. El lado norte del valle se define por la selva tropical y el Parque Nacional Barrington Tops. En las selvas tropicales de Gondwana, zona Patrimonio de la Humanidad que se extiende hasta la frontera de Queensland, se aprecian aún multitud de pruebas de que América del Sur, África, Antártida, Australia, Nueva Guinea, Nueva Zelanda e incluso la India fueron un solo continente hace unos 200 millones de años, el antiguo súper-continente de Gondwana.
La cercanía de las Blue Mountains a Sídney hace de esta región una opción ideal para una jornada de excursión, aunque recorrerla en profundidad requiere varios días. La aventura comienza abandonando la capital de Nueva Gales del Sur por el oeste, en la autopista Great Western, a través de las pintorescas aldeas de Wentworth Falls, Leura, Katoomba, y Blackheath. Desde Sídney son aproximadamente tres horas por carretera hasta Hunter Valley.
Una visión salvaje del valle desde las alturas
Katoomba es una auténtica explosión de belleza natural y una curiosa miscelánea de restaurantes, músicos callejeros, artistas, galerías, pubs y hoteles históricos. Ofrece las vistas más salvajes del valle. No hay que perderse un paseo que pone los pelos de punta en el Katoomba Scenic Railway, el tren con el recorrido más empinado del mundo según el Libro Guinness de los Récords. Originalmente parte de los tranvías mineros construidos a finales de la 1800, esta línea de ferrocarril desciende más de 400 metros a través de un túnel de tres paredes de roca con una vertiginosa pendiente de 52 grados.
Una alternativa no menos emocionante es la que ofrece el funicular con fondo de cristal del Scenic Skyway que atraviesa el salto de casi 200 metros de las cataratas de Katoomba, sobre el Jamison Valley. Los más intrépidos pueden contratar con operadores locales excursiones de escalada, rappel, descenso de barrancos y espeleología.
Los miradores pueden proporcionar una visión más relajada del valle, como Echo Point, desde el que vislumbrar Jamison Valley y la famosa formación geológica de Three Sisters, tres torres de roca que coronan el valle, dejándose llevar por las leyendas del Dreamtime aborigen. Estas ancestrales historias cuentan que los tres estrechos y empinados pilares de piedra arenisca son la encarnación de las hermanas Meehni (922m), Wimlah (918m), y Gunnedoo (906m) que vivieron en el valle como miembros de la tribu Katoomba. Las bellas jóvenes se habían enamorado de tres hermanos de la tribu rival Nepean, pero la ley tribal prohibía esta boda. Los hermanos, no conformes con los acontecimientos, decidieron valerse de la fuerza para capturar a las tres hermanas, lo que provocó una gran batalla. Como la vida de las tres hermanas se veía seriamente amenazada, el hechicero de la tribu Katoomba las transformó en piedra para así protegerlas de cualquier daño. Si bien su intención era la de devolverlas a su forma original cuando la batalla terminara, lamentablemente fue asesinado antes de llevar a cabo el desencantamiento. Tan sólo él podía revertir el hechizo para devolver a las jóvenes a su antigua belleza, por lo que las tres hermanas quedaron convertidas en roca para toda la eternidad, recordando así esta batalla a las generaciones venideras. Tomarse el tiempo que lleva subir los 1.000 escalones de la escalera de caracol gigante que se eleva desde el valle para verlas merece sin duda la pena.
Pasear entre flora y fauna únicas
Siguiendo por la carretera de Katoomba está la ciudad de Blackheath, que puede resultar un excelente núcleo base para visitar los valles de Grose y Megalong. Es una preciosa zona para pasear y muchos de los lugares de interés turístico están unidos por senderos señalizados, como los miradores de Govett y Evan, situados al este de la ciudad, entre los que se puede visitar Pulpit Rock y Anvil Rock.
El mirador de Perry es el punto de partida ideal desde el que realizar la ruta más corta rumbo al increíblemente hermoso Blue Gum Valley. Por el camino, se pueden encontrar más de 400 tipos diferentes de animales, algunos tan extraños como el quol de cola moteada, el koala, el petauro ardilla y el potorú de hocico largo.
Otra opción es la excursión a lo largo de la Six Foot Track desde Katoomba a Jenolan Caves. Las cuevas de piedra caliza son muy conocidas en Australia y la mayoría de sus secciones están abiertas a los visitantes desde mediados de 1800, pero todavía hoy existen secciones del sistema de cuevas que permanecen inexploradas.
En el Megalong Heritage Centre se puede descubrir algunos aspectos sobre la vida rural australiana y deambular a lo largo de colinas rocosas y barrancos como hicieron los pioneros hace más de 150 años, encontrándose con exóticos animales como los pájaros lira, famosos por imitar el canto de otras 15 especies de pájaros y sonidos mecánicos, como alarmas, móviles o motosierras.
Una ruta alternativa, que contrasta con la carretera principal, es vía Bells Line of Road que comienza en Richmond, atraviesa el Parque Nacional de las Blue Mountains y desciende hacia el jardín botánico de Mount Tomah, que en su interior tiene extraordinarias plantas nativas y exóticas además de vestigios de la flora de Gondwana. Los propietarios originales de la tierra fueron la población aborigen de los Darug y “tomah” es su palabra para denominar a los helechos, planta que abunda en el parque. Pero su verdadera joya es el pino Wollemi, extremadamente raro y considerado extinto hace millones de años hasta el reciente descubrimiento de pequeños reductos de la especie en remotos desfiladeros del Parque Nacional de Wollemi. Hoy hay menos de 100 árboles adultos en la naturaleza y se está haciendo un trabajo ingente para garantizar su supervivencia.
El parque también es famoso por su antiguo túnel ferroviario llamado Glow Worm, o de las luciérnagas, por los cientos de estos insectos que iluminan la oscuridad como si de un cielo estrellado se tratara.
una tierra indomable
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