EL JARDÍN MÁS ANTIGUO, EN PADUA
El Jardín Botánico de Padua
Fundado en 1545, está considerado como el Jardín Botánico más antiguo del mundo. Casi cinco siglos después inaugurarse conserva sede y estructura para seguir cumpliendo su función original: ser epicentro de investigación científica.
Durante el siglo XVI el desarrollo de la medicina moderna hizo que las Universidades estudiaran la posibilidad de cultivar sus propias plantas para poder investigarlas. En aquellos tiempos había mucho interés en identificar las plantas utilizadas por los médicos de la antigüedad, y en el estudio de los primeros manuales de medicina y farmacología para reconocer las verdaderas plantas medicinales. Así aparecieron unos jardines que tomaban como referencia los de la Edad Media y los desarrollados durante el esplendor de Al-Andalus, y que albergaban exclusivamente ejemplares para la alimentación y la medicina.
Los primeros Jardines Botánicos
modernos, que incluían colecciones vivas y herbolarios, así como
clasificaciones taxonómicas, surgieron en el norte de Italia en conexión
con las Universidades. De entre todos ellos destaca el de Padua,
considerado como el más antiguo y el origen de todos los botánicos del
mundo, la cuna de la ciencia por representar los cambios científicos
que hacen más comprensibles las relaciones entre naturaleza y cultura.
El Botánico de Padua fue creado durante
el periodo de la República de Venecia por deseo de la Escuela médica de
Padua. Su primer prefecto fue Luigi Squalermo, conocido como
Anguillara, que introdujo más de 2000 especies en el jardín para
facilitar el aprendizaje de los estudiantes. Anguillara se estableció en
Padua en 1545 hasta que se trasladó a Ferrara dieciseis años después
para convertirse en el herbólogo personal del duque de la ciudad.
En su época como director del Jardín, de
1549 al 1560, escribió su gran obra Semplici, un compendio dedicado a
las plantas simples, es decir, aquellas que tienen por si mismas algún
tipo de propiedad medicinal. El libro de Anguillara se divide en catorce
Pareri (opiniones), cada una de las cuales dedicada a un médico
italiano contemporáneo. Siguiendo el procedimiento habitual de aquella
época, el libro se centra en la identificación de las plantas conocidas
por Dioscórides y otros escritores antiguos en materia médica. Gracias a
sus viajes por Grecia, Italia, Francia y Asia Menor, además de por sus
conocimientos sobre la vegetación en la cuenca mediterránea, Anguillana
era el botánico mejor capacitado del siglo XVI para elaborar un estudio
de estas características. Tras abandonar Padua, continuó con sus viajes
botánicos, y probablemente murió a causa de la peste a pesar de sus
esfuerzos para preparar un antídoto botánico.
A lo largo de la historia del Jardín fue
enriquecido con plantas procedentes de todos los rincones del mundo,
especialmente de aquellos países donde la República de Venecia tenía
posesiones o intercambios comerciales. Debido a esto, tuvo un importante
papel en la introducción y en el estudio de plantas exóticas. Durante
casi cinco siglos, el Jardín de Padua ha sido testigo de la evolución de
la botánica y son numerosas las especies que se introdujeron en Italia
por primera vez a través de él, entre ellas el ginkgo, la magnolia,
la patata, el jazmín, la acacia y el girasol.
Actualmente, el Jardín Botánico de Padua
incluye la colección más importante del mundo de plantas medicinales,
que representa su propósito originario. También es digna de mención su
colección de plantas venenosas y la de insectívoras. En el plano más
ornamental, hay que destacar las orquídeas, con un microhábitat húmedo
caliente que permite su cultivo recreando el ambiente de los bosques
tropicales, y las acuáticas, ubicadas en los distintos estanques que se
distribuyen a lo largo del Jardín. Además, hay una colección única sobre
el maquis mediterráneo y otra sobre el Jardín Alpino.
Entre los ejemplares más interesantes y curiosos se encuentra el palmito, Chamaerops humilis L.,
que se plantó en 1585 y que está considerada como la especie más
antigua del Jardín. Esta planta también se conoce como "La Palma de
Goethe", ya que el ilustre poeta alemán le dedicó en 1790 el ensayo La Metamorfosis de las plantas.
A día de hoy en el Jardín Botánico de
Padua se cultivan alrededor de 6.000 plantas y la institución tiene
relaciones de intercambio con más de 800 jardines botánicos en los cinco
continentes. En 1997 fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO.
La obra monumental: mucho más que un centro de investigación científica
El jardín tiene una superficie de casi
veintidos mil metro cuadrados y está circundada por un muro circular
construido en el 1552 para evitar los continuos robos que se producían
dentro del Jardín. Pensado por Daniele Barbaro, noble veneciano
embajador de la República Serenissima y hombre de gran cultura, el
proyecto del Jardín fue encargado al más famoso arquitecto de Padua en
la segunda mitad del siglo XVI, Andrea Moroni de Bergamo, autor también
de la restauración de la Basílica de Santa Giustina, del Ayuntamiento y
de la Universidad.
El Jardín fue proyectado como un
monumento en sí, mucho más allá de ser un espacio donde cultivar,
aclimatar y mostrar plantas. El fuerte marco arquitectónico está formado
por una corona circular con cuadrado en su interior dividido en cuatro
partes por dos avenidas ortogonales orientadas según los punto
cardinales. Cada cuarto está constituido a su vez por 250 pequeñas
secciones donde se cultivan plantas de distintas especies, creando
cuatro formas geométricas diferentes una de la otras.
A finales del siglo XVI se añadieron
unas fuentes alimentadas por un sistema hidróforo con una rueda que
garantizaba el riego. Entre los siglos XVII y XVIII fue realizado el
palacio principal, mientras que las cuatro puertas de acceso con
grandiosos acroterios de rojo amonítico con plantas de hierro batido
fueron construidas en 1794. Durante la primera mitad del siglo XVIII se
añadió una balaustrada de piedra de Istria a lo largo del perímetro
externo, y sobre ella se colocaron vasos y estatuas de personajes
ilustres realizadas por Teofrasto, en la puerta sur, y Salomón, en la
puerta oriental, y la fuente de las cuatro estaciones con estatuas de
mármol de Carrara. En el Jardín hay además tres relojes solares, uno
cúbico, uno esférico y uno cilíndrico.
En el área externa al muro circular se
encuentran el Arboretum, una colección de plantas introducidas por
primera vez en Italia, y algunas también en Europa a través del Jardín
patavino, campos de naranjos, sierra tropical de las orquídeas y de los
helechos, y un teatro botánico realizado en el siglo XIX, donde se
impartían clases.
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