ENERGÍA POR EL COSMOS
Los Rayos Cósmicos Ultraenergéticos
Durante más de una década, los físicos japoneses han estado observando rayos cósmicos que no deberían existir. Los rayos cósmicos son partículas (en su mayoría protones, pero a veces también núcleos atómicos pesados) que viajan a través del universo a una velocidad cercana a la de la luz. Algunos rayos cósmicos detectados en la Tierra se producen en acontecimientos violentos, tales como las supernovas, pero todavía no conocemos el origen de las partículas de energía más alta, que son las partículas más energéticas que se puedan observar en la naturaleza.
Pero ése no es el
verdadero misterio. Cuando las partículas de los rayos cósmicos viajan a
través del espacio, pierden energía en colisiones con los fotones de
baja energía que pululan por el universo, tales como los de la radiación
cósmica del fondo de microondas. La teoría especial de la relatividad
de Einstein dice que cualquier rayo cósmico que llegue a la Tierra desde
una fuente exterior a nuestra galaxia habría sufrido tantas colisiones
dispersadoras de energía que su máxima energía posible es de 5x1019
electronvoltios.
Esto es lo que se
conoce como límite Greisen-Zatsepin-Kuzmin. Sin embargo, a lo largo de
la década pasada, el Conjunto Gigante de Lluvia Aérea Akeno de la
Universidad de Tokio (111 detectores de partículas diseminados a lo
largo de 100 kilómetros cuadrados) ha detectado varios rayos cósmicos
por encima del límite GZK. En teoría, pueden provenir únicamente desde
el interior de nuestra galaxia, evitando así el viaje consumidor de
energía por el cosmos. Pero los astrónomos no pueden encontrar ninguna
fuente para esos rayos cósmicos en nuestra galaxia.
Así que, ¿qué es lo que está sucediendo? Una posibilidad es que haya
algo erróneo con los resultados Akeno. Otra es que Einstein estuviera
equivocado. Su teoría especial de la relatividad dice que el espacio es
igual en todas direcciones. ¿Pero y si las partículas descubrieran que
es más fácil moverse en ciertas direcciones? Entonces los rayos cósmicos
podrían retener una porción mayor de energía, lo que les permitiría
superar el límite GZK.
Físicos del
experimento Pierre Auger en Mendoza, Argentina, están ahora trabajando
en este problema. Utilizando 1 600 detectores diseminados en 3 000
kilómetros cuadrados, Auger podría determinar las energías de los rayos
cósmicos entrantes y arrojar más luz sobre los resultados Akeno. Alan
Watson, un astrónomo de la Universidad de Leeds, Reino Unido, y vocero
del proyecto Pierre Auger, ya está convencido de que aquí hay algo que
vale la pena seguir. “No tengo dudas de que existen los eventos por
encima de los 1020 electronvoltios.
Hay suficientes ejemplos como para convencerme”, dice. La cuestión es,
¿qué es lo que son? ¿Cuántas de estas partículas están entrando, y desde
qué dirección vienen? Hasta que consigamos esa información, no hay
forma de decir cuán exótica puede llegar a ser la explicación.
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