PARAJES DESCONOCIDOS EN NUEVA YORK
Watkins Glen State Park
En el norte del estado de Nueva York una serie de lagos forman, vistos desde el cielo, la silueta de una mano. De ahí su nombre, Finger Lakes. Una región compuesta de cascadas, sinuosas colinas, y lagos cristalinos, donde Watkins Glen State Park es uno de los múltiples atractivos de uno de los territorios más desconocidos de la Unión.
Eclipsado por una ciudad que ni siquiera es su capital, the big apple, New York City, el estado de Nueva York es prácticamente desconocido para
el visitante foráneo, no estará en la mente de muchos viajeros
recorrerlo, y sin embargo, podemos afirmar que es un tesoro natural.
Bosques inmensos, lagos, gargantas, altísimas cataratas, como la Taughannock, viñedos, infinitas playas a orillas de los Grandes Lagos...
Los mejores descubrimientos los hemos realizado caminando, aunque decir eso en un país como
Estados Unidos suponga caminar mucho. Y por supuesto, escuchar a los
habitantes de los lugares que visitamos. Ellos conocen espacios
que difícilmente encontraríamos por nosotros mismos, y que merecen la
pena.
Los glaciares, que han cubierto en varias ocasiones el estado
de Nueva York, son los responsables de la formación de este parque,
cuyo nombre Glen, deriva de una antigua palabra que significa valle
estrecho, pequeño, aislado. La garganta se abrió al público en 1863, por
un periodista de Elmira, llamado Morvalden Ells, y explotado de forma
privada, hasta que en 1906 fue comprado por el Estado de Nueva York.
Los senderos principales son Indian Trail, South Rim Trail y Gorge Trail. Los dos primeros siguen paralelos al río por la parte superior de la garganta, entre los bosques que la rodean, aunque tal vez el mejor sea el Gorge Trail, que discurre junto al cauce del Glen Creek.
Es un
recorrido corto, el camino habilitado tiene unos dos kilómetros y medio,
aunque si decidimos caminar también por el Indian o el South, veremos
recompensado el esfuerzo. Para
mejorar los accesos existen algunos túneles tallados en la roca, hacia
1900, e incluso hubo a la entrada de la garganta un molino de harina
para aprovechar la fuerza del agua.
A lo largo del sendero, podremos caminar por detrás de dos cascadas; una de ellas es Caverna Cascade. Siguiendo el Gorge Trail pasaremos bajo el Suspension Bridge que atraviesa la garganta a 85 metros de altura y proporciona unas vistas espectaculares del camino.
Las
inundaciones de 1935 elevaron el nivel del agua a tan solo metro y medio
del puente, arrasando la garganta. La mayor parte de los caminos y
muros de mampostería que vemos actualmente se construyeron después de este suceso.
La garganta cuenta con dos microclimas. The Narrows, es el lugar más fresco y húmedo, similar al bosque húmedo tropical, con helechos y musgo por todas partes.
Cathedral Glen, sería el desierto, justo donde el Gorge Trail se encuentra con Lover's Lane,
y el Indian Trail. Además, allí, en ese cruce de caminos, veremos una
losa ondulada, que en realidad es un antiguo fondo marino convertido en
piedra.
Continuando el sendero, llegamos a Cascade Central, la más alta de la garganta, y a un puente que cruza el desfiladero. Las Rainbow Falls, las otras cascadas que se cruzan por detrás, nos muestran los colores del arco iris en los atardeceres de un día soleado.
Más allá, continuamos hasta la Spiral Gorge, un pasaje oscuro y estrecho, y las Cataratas de Plutón, dedicadas, muy apropiadamente, al dios romano del mundo subterráneo.
Hay que destacar la completa información sobre las características geológicas, de flora y fauna, y también
climáticas que ofrecen los numerosos paneles dispuestos a lo largo del
recorrido, y que contribuyen a disfrutar aun más del espacio por el que
caminamos.
Al
llegar al Mile Point Bridge, nos encontramos con la intersección con
el Indian Trail y el South Rim Trail. Allí optamos por continuar por el Gorge Trail hasta la Jacob's Ladder, ascender sus 180 escalones, y de allí accedimos al Indian Trail para regresar al punto de entrada, aunque no es la única opción.
En nuestro camino nos encontramos con dos cementerios, el de St. Marys y el de Greenwood. Son, como
la mayoría de los que conocemos en Estados Unidos, espacios abiertos,
con lápidas sencillas, casi totalmente cubiertos de hierba y rodeados de
árboles.
Si
visitáis Watkins Glen en otoño, como nosotros, tal vez echéis de menos
algo más de agua en la garganta y en las cataratas; a cambio, el
recorrido por los bordes superiores, tanto en el Indian Trail como en el
South Rim, los colores de los árboles nos proporcionaron una vista
inolvidable, de un territorio, un Estado a descubrir, cuya capital es Albany, por cierto.
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