21 GRAMOS, ¿EL PESO DEL ALMA?
21 Gramos, ¿el peso del alma?
¿Cuántas vidas vivimos?, ¿cuántas veces morimos? Dicen que todos perdemos 21 gramos en el momento exacto de la muerte, todos. ¿Cuánto cabe en 21 gramos?, ¿cuánto se pierde? Cuando perdemos 21 gramos, ¿cuánto se va con ellos? Cuándo se gana, ¿cuándo… se gana?Seguramente muchos de vosotros recordéis estas palabras en la boca de Paul Rivers, el personaje interpretado por Sean Penn en la película 21 Gramos. La idea llevaba en nuestra sociedad tiempo, y la forma en la que se trata en esta película quizá haya ayudado a extender esta creencia. Pero si no existe ninguna evidencia científica de la existencia del alma, ¿qué sentido tiene hablar de su peso?
21 gramos el peso de 5 monedas de 5 centavos, el peso de un colibrí, de una chocolatina. ¿Cuánto pesan 21 gramos?
– Paul Rivers
La muerte llevándose el alma de un moribundo, Reiter’s Mortilogus (1508) (fuente)
La gran mayoría de las religiones mayoritarias cree firmemente que el ser humano, su conciencia, su alma, trasciende a la vida en sí. Como si de dos entes completamente separados, el dogma de que el alma vive más allá de la muerte del cuerpo es transversal a casi todas las creencias.
Esto es lo que ha llevado a muchas personas a lo largo de la historia a intentar demostrar empíricamente la existencia del alma, para afianzar de algún modo una creencia sin más fundamento que la propia fe. De todos los que alguna vez lo intentaron, sólo uno pasó a la historia: Duncan “Om” MacDougall.
MacDougall fue un doctor en Haverhill, Massachusetts, que postuló que el alma tenía que ser algo material, por lo que tenía que tener una masa medible. ¿Pero cómo se puede pesar el a priori despreciable peso del alma en un cuerpo humano? Pues tan simple como esperar al momento exacto de la muerte y comprobar el peso que pierde el cuerpo.
El doctor MacDougall creó una cama que calculaba el peso de aquello que se posase sobre ella con una precisión de centésimas de onza, lo que equivale a una precisión de 0,28 gramos. Para llevar a cabo su experimento se trasladó a un hogar de ancianos, donde pudo experimentar sobre seis ancianos enfermos de distintas enfermedades: cuatro con tuberculosis, uno con diabetes y otro con una enfermedad sin determinar.
Duncan MacDougall (fuente)
En el estudio hacía hincapié en que el mismo experimento fue llevado a cabo con 15 perros obteniendo una masa nula para sus almas, algo que difería de forma radical con lo sucedido en los experimentos con personas y encajaba a la perfección con la creencia de la época. Las personas tienen alma, los animales no.
Desde su publicación, la hipótesis y experimentación llevadas a cabo por MacDougall fueron rechazadas rotundamente por la comunidad científica. Además de lo rudimentario y dudosa precisión de su mecanismo de medición, el propio relato de cada uno de los experimentos sobre personas le delataban.
Caso 1: Durante las más de tres horas que el enfermo estuvo situado sobre la cama, su cuerpo fue perdiendo de forma progresiva una onza por hora. En el momento justo de su muerte el cuerpo perdió repentinamente, en pocos segundos, un total de tres cuartos de onza.Por lo tanto, resumiendo, nos queda: dos test sin ningún tipo de validez, uno que mostró una simple caída de peso repentina, dos que mostraron una caída de peso repentina seguida de más peso perdido y uno que perdió el peso y lo recuperó justo después.
Caso 2: En esta ocasión el cuerpo perdió media onza. El ayudante de MacDougall auscultó el corazón del paciente para asegurarse de su muerte y tras ello se pesó de nuevo al paciente encontrando una perdida total de una onza y media.
Caso 3: El cuerpo perdió media onza en el momento de la muerte, con la adicional pérdida de una onza unos minutos más tarde.
Caso 4: En el momento de la muerte del cuarto sujeto, las balanzas no estaban eficientemente ajustadas por la intromisión de gente ajena al experimento, por lo que este caso no tiene ninguna validez.
Caso 5: Tres octavos de onza se perdieron en el momento de la muerte, pero en esta ocasión el cuerpo recuperó el peso perdido y lo mantuvo durante varios minutos, hasta que lo perdió de forma progresiva.
Caso 6: El sujeto se murió cuando MacDougall aún estaba ajustando las balanzas, por lo que no se pudo determinar el peso perdido en esta ocasión.
El propio MacDougall, pese a publicar su propia conclusión en este estudio con un número insuficiente de muestras nada concluyentes, añadió que el experimento debería repetirse en un número elevado de sujetos para determinar el peso real del alma pudiera determinarse de forma definitiva.
Tras la publicación de este estudio, MacDougall se dedicó a intentar ver el alma mediante rayos X, diciendo haberla visualizado en 12 sujetos en el momento de su muerte, pero no existe constancia de que repitiera de nuevo el experimento para poder calcular su peso.
El New York Times haciéndose eco del estudio de MacDougall (fuente)
Entonces, ¿por qué 21 gramos? Porque 21 gramos es el equivalente a tres cuartos de onza, el peso que perdió de forma repentina el primer sujeto con el que experimentó MacDougall
alma
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