EL DESCONOCIDO INVENTOR ANTONIO LONGORIA
¿Quién era Antonio Longoria?
El punto de partida de esta aventura hay que ponerlo en cierto artículo con el que me he cruzado hace poco. He de reconocer que hasta ahora no había indagado con atención en la vida de Antonio Longoria, y queda casi todo por hacer, pero espero que estas letras sirvan al menos para traer al presente la memoria de este curioso personaje del que apenas si ha llegado algún recuerdo a nuestros días.
Los escasos datos que he podido recopilar pintan un cuadro vital tan atractivo como para dar vida a una novela y no dudo de que en un futuro aparecerá mucho más. Veamos, pues, algunos indicios que nos puedan mostrar quién era Antonio Longoria.
En el Palm Cemetery de Winter Park, en el condado de Orange, Florida, aparece una lápida que corresponde al Doctor Antonio Longoria. ¿Es éste nuestro Antonio Longoria? Las fechas de nacimiento y defunción parecen las correctas, pero no podría asegurarlo. Longoria nació en 1890 y falleció en 1970. En la lápida, además, aparece un epitafio de lo más enigmático: They said it couldn’t be done! He did it. (¡Dijeron que no se podía hacer! Él lo hizo.)
Uniendo la senda de puntos que dejaron sus apariciones en prensa, incluyendo varios artículos en la revista Time entre 1936 y 1939, aparece el siguiente escenario. Antonio Longoria nació en Madrid en el verano de 1890. Parece que a principios del siglo XX viajó a Estados Unidos, vía Cuba. En el nuevo continente estudió ingeniería y medicina. Durante parte de su vida vivió en Lakewood, cerca de Cleveland así como en otras localidades próximas a esa ciudad. Estuvo casado y tuvo tres hijos.
Tuvo importantes puestos en la industria eléctrica y llegó a vender algunas de sus patentes por importantes cantidades. Falleció el último día del año 1970 en Winter Park, Florida. Hasta aquí los datos biográficos que deben tomarse con mucha precaución, pero también hay otros datos que son incontestables. Por ejemplo, ahí están sus patentes. He podido revisar nueve de ellas, por lo general relacionadas con el uso de radiación de alta frecuencia para soldar diversos materiales y, en algunos casos, licenciadas para la Sterling Electrical Company, empresa de la que Longoria llegó a ser presidente.
Y, precisamente ahí, en esas patentes, parece estar el origen del supuesto rayo de la muerte de Longoria. Las primeras noticias sobre el mismo surgieron de los comentarios inoportunos de algunos testigos de cierta experiencia a la que ni el propio Longoria deseaba dar publicidad. Y, a partir de ahí, se armó el lío. Ya fuera investigando sobre radiación de alta frecuencia en electroterapéutica, como se comentó en ocasiones, o a través de sus experimentos sobre soldadura, que dieron origen a sus patentes de máquinas para soldar, resultó que Longoria se hizo célebre precisamente por un efecto que no buscaba. Desconozco si realmente encontró algo terrorífico, porque como en el caso de Grindell Matthews no hay detalles de cómo podría funcionar su rayo mortal, lo que nos quedan son las palabras del propio Longoria:
El rayo mortal es una forma de radiación que tiene una frecuencia precisa capaz de romper a distancia los glóbulos rojos de la sangre. El poder de penetración del rayo depende de la potencia del mismo. Para obtener buenos resultados es necesario emplear voltajes muy altos, partiendo de unos 80.000 voltios.
Longoria no daba detalles de su “secreto” y, en caso de que supuestamente hubiera encontrado algo terriblemente mortal, me alegro de que se lo llevara a la tumba. Pero, sea como fuere, siempre insistía en que sus investigaciones, que dieron buenos frutos en el campo de la metalúrgica, siempre se encaminaban a la solución de problemas industriales o médicos, nunca pretendió encontrar el arma definitiva.
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